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Mostrando entradas de junio, 2011

La mejor defensa es un buen ataque de risa, y 2

Hay libros que, por su lucidez, están condenados a ser comprendidos por minorías, como es el caso de La mejor defensa es un buen ataque de risa . En este libro constatamos que en tiempos en que las ideologías y la ética han sido arrasadas por la globalización liberal capitalista dura, y la supuesta izquierda ha perdido el norte y en lugar de política hace brindis al sol, hay que plantearse hacia dónde nos lleva la postmodernidad. Parece que ha acabado la historia, pero hay que comenzar otra historia. Para ello Rafael Gonzalo estudia en sus textos, elaborados minuciosamente con la estructura de un diario personal, los años del principio de la crisis, esa que ahora ya no se cree circunstancial sino que se ha comprobado parte consustancial del sistema. Rafael Gonzalo afirma que las sociedades que se creen muy liberadas y evolucionadas, como la nuestra, tienen predisposición a la dependencia y a las conductas adictivas, y lo hemos comprobado. Se plantea «¿Qué fue antes, la limosna o el

La mejor defensa es un buen ataque de risa

La mejor defensa es un buen ataque de risa es el título de mi último libro, lo edita Ediciones Irreverentes . Es una especie de blog o diario que abarcaría desde enero de 2005 hasta diciembre de 2008. Pero no un diario personal, se tratan toda clase de temas, a menudo espinosos, y no tiene una línea argumental de referencia, por decir así. Los temas son varia dísimos: hay apuntes sobre el problema de la vivienda, sobre literatura, la crisis económica, la televisión; se cuestionan algunos tabúes y dogmas de fe de nuestra galopante sociedad del bienestar, como el automóvil, la liberación femenina o la idea de democracia a cualquier precio. Hasta se habla de microbiología y de fútbol. Por supuesto también se denuncia la corrupción de políticos, banqueros y demás (para variar), etc, siempre cuestiones más o menos de actualidad que dan pie a una breve reflexión o análisis. A grandes rasgos creo que bien podría considerarse un ensayo, al fin y al cabo Montaigne, que es el padre del invento,

Salomón y las reinonas del igualitarismo

Cuando se menciona la expresión “decisión salomónica” para referirnos a ese tipo de sentencias que consisten en dar la mitad de un objeto de litigio a cada una de las partes que lo reclaman, quizá deberíamos recordar que el sapientísimo rey de Israel nunca tuvo la ocurrencia de dividir en dos partes al niño del relato bíblico para entregarle la mitad a cada mujer, solamente amenazó con hacerlo para descubrir a la verdadera madre y dárselo a ella enterito. Este error no es casual, enlaza con el bulo de los “derechos de igualdad”, esa demagogia de confundir paridad con justicia, y desde luego se ajusta muy poco al modelo de juicio salomónico que podemos deducir por el ejemplo bíblico, en todo caso bastaría con echarle una ojeada al Eclesiastés para comprobar que la providencial sabiduría de Salomón no iba por ahí. Lo justo en todo caso es dar a cada uno lo suyo, lo que le corresponde o lo que merece, que es la base del derecho romano desde Ulpiano hasta acá, no dar a todos lo mismo por