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Mostrando entradas de agosto, 2013

Tierra firme de la fantasía, de Rafael Gonzalo Verdugo

Si tenemos en cuenta las escasas publicaciones originales dedicadas al aforismo y su poco menos que inexistente difusión, este libro de Rafael Gonzalo supone todo un descubrimiento para los amantes de este puntilloso género, donde profundidad de pensamiento y poesía se mezclan con gran equilibrio.  A lo largo de una obra al mismo tiempo tan densa y ligera como ésta, podemos disfrutar de afilados y brevísimos análisis acerca de la democracia y la sociedad del bienestar (considerada por nuestro autor como mero fascismo de entretenimiento), los estudios históricos (que a veces se dirían histéricos), la práctica y la teoría del arte, la ciencia, el lenguaje y una gran variedad de temas principales que aparecen revisados con una expresión de corte metafórico unas veces, conceptual otras, pero siempre sorprendente : “El arte es la verdad de la ficción que nos permite superar la ficción de la verdad” ; “Cuando damos limosnas repartimos la pobreza, no la riqueza” ; “Los enfermos me

El fantasma de la democracia

Durante la transición española se fue conformando una sociedad espectral, en el sentido de que se instauraba una democracia representativa, de simulación y no la verdad de la democracia, que en todo caso sería de participación efectiva y con verdadera división de poderes. Se generó un nuevo simulacro, del mismo modo que se había simulado albergar una cierta dignidad durante la dictadura. Era una sociedad que aparentaba encontrarse en una posición para la que nada había hecho. Todo el mundo jugaba a la democracia, había que ser más democrático que los demócratas. Pero los espectros cambian de máscara, lo cual hacía sospechar que el derrumbe iba a instalarse tarde o temprano. La democracia vino formalmente como consecuencia de la caída de la dictadura, como deshecho de lo no hecho, porque la sociedad no había hecho nada por ser democrática, a no ser esperar a que el dictador se muriera de viejo. Después de toda esa alegría esperanzada, que no deja de ser religiosa, vino la depresión rea

No somos nadie

Para las televisiones somos cuota de pantalla, para la radio niveles de audiencia o share, cualquier espectáculo depende de la cantidad de público, para los políticos somos volumen de votantes, para el Estado un número de DNI, Hacienda nos controla a través del NIF y todos tenemos también un número de Seguridad Social; el mercado se nutre de masas de consumidores, las multinacionales hablan de volumen de clientes y todo se reconoce por cifras y siglas; existen en el mundo 824 millones de personas desnutridas, 630 millones de indigentes, 40 millones de infectados por el virus del SIDA, un millón de personas mueren cada año por accidentes de tráfico, otro millón por suicidio, mil millones no tienen acceso al agua potable... No somos nada, pero las cifras no duelen y ya sólo nos queda la contabilidad.