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La vida no vivida puede matar

Recuerdo haber leído en una revista literaria un artículo acerca de la posible existencia de una segunda parte de “Cumbres borrascosas”, la turbulenta novela de Emily Brontë. Según la revista, el manuscrito original habría sido destruido a la muerte de su jovencísima autora por su hermana mayor, Charlotte, y por motivos no del todo aclarados, de modo que la que hubiera sido última producción de la más asilvestrada de las Brontë no llegó a publicarse y ver la luz. Todo lo que se apunta es que la autora de “Jane Eyre” estaba muy preocupada por la reputación familiar y el escándalo que la novela pudiera provocar, circunstancia que la habría llevado a hacerla desaparecer. 

También a la muerte del explorador Richard Burton, su esposa Isabel hizo quemar, por considerarlos pornográficos, casi todos sus manuscritos inéditos, salvando sólo la traducción que el aventurero inglés hiciera de “El Jardín Perfumado”. Nuevamente la reputación parece ser la causa.
Un motivo muy distinto o un tipo muy distinto de reputación, que poco tiene que ver con la opinión pública y mucho con un compromiso máximo con la literatura en tanto que escritura viva, es el caso de Kafka, Ernesto Sábato o Virgilio, que mandaron quemar o destruyeron efectivamente buena parte de sus obras por lo que podríamos llamar “horror a la impotencia de expresarse”. Lo cual puede llevarnos a pensar que también por omisión se escribe un libro, como resultado indefinido de lo que no llegó a decirse, de lo que quizá no llegue a decirse nunca. O más aún, que también por omisión se vive una vida.

“La vida no vivida puede matar”, escribió Lacan, coincidiendo con Kafka en su propio diagnóstico. Al menos así describió el etéreo y exacto autor de “La metamorfosis” su relación con la enfermedad: “He llegado a la conclusión de que la tuberculosis, tal como yo la padezco, no es una enfermedad especial, sino el reforzamiento imponderable del germen general de la muerte... Quien no es capaz de recibir la totalidad del hálito generador de la vida ha de enfermar en cualquier ámbito”.

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