Ir al contenido principal

La maldición de Ramsey


El futbolista del Arsenal, Aaron Ramsey, arrastra una maldición: cada vez que marca un gol, muere un famoso.
Whitney Houston, Bin Laden, Chavela Vargas, Gadafi, Robin Willliams, David Bowie, Roger Moore… todos nos dejaron tras un gol del jugador galés. Su última víctima fue el astrofísico Stephen Hawking, en marzo.
Bien, pues Ramsey ha vuelto a marcar. Lo hizo el pasado día 5 contra el CSKA, un doblete, y volvió a hacerlo en la vuelta contra el equipo moscovita, el jueves 12. Tres goles como tres soles.
Las consecuencias no se han hecho esperar. En efecto, ese mismo día nos dijo adiós el escritor mexicano y premio Cervantes, Sergio Pitol, y unas horas más tarde el genial director Milos Forman. Sí, dos días después nos abandonaba Vittorio Taviani, también cineasta. Uno por cada gol.
¿Casualidad? Por favor, no seamos ingenuos: la maldición ha vuelto.



P.D.: Me dicen que acaba de caer otra gloria, el actor R. Lee Ermey, el estomagante sargento de hierro de la “Chaqueta metálica”. Esta vez te has cebado bien con el cine. ¡Maldito seas mil veces, Aaron Ramsey!

Comentarios

  1. https://as.com/tikitakas/2018/02/10/portada/1518279637_913830.html

    ResponderEliminar
  2. Lista completa con todos los goles de Ramsey:
    https://www.sport.es/es/noticias/premier-league/maldicion-ramsey-3445920

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La verdadera historia de la cigarra y la hormiga, por Vicente Blasco Ibáñez

Reverbera en las blancas fachadas el sol de las primeras horas de la tarde. Procuramos, en nuestros paseos por la plaza de un pequeño pueblo valenciano, no salirnos de las islas de sombra que trazan los plátanos sobre la tierra rojiza y ardiente. Silencio de sueño, calma profunda de siesta veraniega. Los únicos que vivimos en este ambiente exuberante de luz somos mi amigo y yo, que conversamos bajo los árboles de la plaza, los niños que ganguean a gritos sus lecciones en la escuela próxima, siguiendo el venerable método morisco, y los enjambres de insectos que aletean, zumban y trepan en torno de los plátanos. Calla de pronto el coro escolar, y por las ventanas abiertas llega hasta nosotros la voz de un niño, el más aplicado tal vez, que recita una fábula: La cigarra y la hormiga . Como el griterío de una muchedumbre alborotada que contesta a ultrajantes alusiones, suena el chín-chín de numerosas cigarras moviendo sus cimbalillos entre las cortinas del follaje. Mi amigo el naturalista

Aforismos y escolios, de Nicolás Gómez Dávila

Nicolás Gómez Dávila nació y murió en Bogotá. Ha sido uno de los críticos más radicales de la modernidad. Alcanzó cierto reconocimiento sólo unos años antes de su fallecimiento , gracias a las traducciones alemanas de algunos de sus libro. Criticó todas las manifestaciones de la "modernidad", las ideologías marxistas, los principios básicos de la democracia y del liberalismo, por la decadencia y la corrupción que abrigan. Sus aforismos (a los que denominaba escolios ) están cargados de una ironía corrosiva, de inteligencia y de profundas paradojas. Ahí van algunos ejemplos. Genio y figura: Sobre modernidad y progreso La vida del moderno se mueve entre dos polos; negocio y coito. La palabra moderno ya no tiene prestigio automático sino entre tontos. El moderno llama cambio caminar más rápidamente por el mismo camino en la misma dirección. El mundo en los últimos trescientos años, no ha cambiado sino en ese sentido. La simple propuesta de un verdadero cambio escandaliza y ater

Juan Ramón Jiménez, "Criatura afortunada"

Cantando vas, riendo por el agua, por el aire silbando vas, riendo, en ronda azul y oro, plata y verde, dichoso de pasar y repasar entre el rojo primer brotar de abril, ¡forma distinta, de instantáneas igualdades de luz, vida, color, con nosotros, orillas inflamadas! ¡Qué alegre eres tú, ser, con qué alegría universal eterna! ¡Rompes feliz el ondear del aire, bogas contrario el ondular del agua! ¿No tienes que comer ni que dormir? ¿Toda la primavera es tu lugar? ¿Lo verde todo, lo azul todo, lo floreciente todo es tuyo? ¡No hay temor en tu gloria; tu destino es volver, volver, volver, en ronda plata y verde, azul y oro, por una eternidad de eternidades! Nos das la mano, en un momento de afinidad posible, de amor súbito, de concesión radiante; y, a tu contacto cálido, en loca vibración de carne y alma, nos encendemos de armonía, nos olvidamos, nuevos, de lo mismo, lucimos, un instante, alegres de oro. ¡Parece que también va