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Ideas, Pierre Françoise Lacenaire



¿Quién va a decirme qué es la vida?
¿Quién va a decirme qué es la muerte?
¿Qué es virtud? ¿Qué es filosofía?
Ver cómo sopla la fortuna.
¿Ciencia, honor? Ilusión, mentira.
¿Oro? Tumba de la inocencia.
Hasta la amistad es un sueño.
Sólo en ti mismo está la dicha.
¡Feliz quien sueña que es amado!
¡Ojalá no despierte nunca!
El corazón se engaña siempre:
no hay sentimiento sin dolor.
Si te amas a ti mismo,
cumples lo que Naturaleza ordena.
Si Dios existe, Dios es alguien
enamorado de sí mismo.
Dime, muchacho, ¿por qué huyes
de la muerte con tanto ahínco?
¿Por qué te aferras a la vida?
¿No ves lo absurdo que es vivir?
¿Por qué tiemblas ante un enigma
cuya solución desconoces?
¿Qué es nuestra alma? Un brillo inútil
que se apaga en la sepultura.
Abre los ojos, mira: todo
lo que respira nace y muere.
Sólo el orgullo de los hombres
presume de supervivencias.
Cuando llegue mi última hora,
pisoteadme y maldecidme.
¿De qué le sirven las plegarias
al árbol roto por el viento?
Me he reído de vuestros dioses
y de vuestras ruines miserias.
Mi alma se perdió de niña
en la noche oscura del mundo,
pero no fue nunca perversa,
y los tristes la bendijeron.
Hay virtud en mi corazón:
Una virtud que no es la vuestra.

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