Y no, los problemas de los hombres no
consisten en poder llorar en público ni en vestirnos de rosa.
Consisten en encabezar listas como éstas,
datos de España:
-La mortalidad laboral afecta casi
exclusivamente a hombres, en un 95%, eso supone más de 600 víctimas al año.
-Los suicidas son hombres en el 78% de los
casos: 2.700 muertos.
-Los hombres en la indigencia y sin techo
constituyen el 82%.
-Son hombres quienes mueren en conflictos
bélicos, 98%, para el caso español en Afganistán.
-Las víctimas mortales en accidente de tráfico
son masculinas en un 77%.
-El 68% de las víctimas de homicidio son
hombres.
-En alcoholismo y drogadicción triplicamos y
cuadruplicamos, respectivamente, a las mujeres.
-Los presos son hombres en más de un 90%.
-La esperanza de vida de los hombres es 6 años menor que la del otro sexo (81 años por 87), etc.
No está mal para tratarse de una sociedad que
privilegia tanto a los hombres, como dice la retórica feminista. Son datos de
España, pero muy similares casi en cualquier país del mundo. Abajo en
comentarios dejo algunas fuentes. Resulta sorprendente que, a pesar de la
enorme diferencia en las cifras según el sexo, no se contemple una perspectiva
de género para tratar temas de este calibre, del mismo modo que se tiene en
cuenta cuando quienes salen mal paradas son las mujeres: trata de blancas,
techo de cristal, violencia sexual, etc.
Imaginemos una sociedad en la que se diera
esta misma situación a la inversa y fueran mujeres las víctimas en esos mismos
porcentajes: una sociedad en la que cada día se suicidaran ocho mujeres, sólo
murieran mujeres en trabajos de riesgo, la gran mayoría de indigentes fueran
mujeres, las mujeres vivieran seis años menos que los hombres… Sería un lugar
realmente horrible para ellas, ¿verdad?
Sin embargo, los medios no tienen reparo en
hablar de feminicidio, un genocidio de mujeres, como si España fuera Ciudad
Juárez (por cierto, en Ciudad Juárez también mueren muchos más hombres
asesinados que mujeres, en proporción de 8 a 1, ya trataremos esto otro día), lo cual nos lleva a
comprobar que la llamada política de igualdad de género sólo reconoce y trata
como víctima a una de las partes, y a la otra como agresor, a pesar de que la
realidad nos indica claramente que hombres y mujeres sufren por su condición de
género, sólo que en ámbitos distintos. Gracias a la propaganda feminista y al
tradicional silencio de los hombres acerca de sus conflictos, vivimos en una
sociedad que hace campañas y muestra más empatía hacia el sufrimiento de los
perros y los gatos que hacia el de los hombres. ¡Curioso patriarcado!
Aquí pueden consultarse fuentes y enlaces a fuentes:
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